Amanecer en Capadoccia

Amanecer en Capadoccia

Laguna de Mucubají, Mérida

Laguna de Mucubají, Mérida

La Esfinge

La Esfinge

Arco de Triunfo, París

Arco de Triunfo, París

Recorriendo Suiza

Atlanta

jueves, 19 de noviembre de 2009



Parece mentira pero han transcurrido cinco años desde que recibimos el año nuevo 2005 en Atlanta, con nuestros primos. En la fotografía, estamos en el edificio-museo de la Coca Cola. Atlanta es una ciudad maravillosa que nos recuerda a nuestra Barquisimeto, toda plana y bien organizadita. Tiene edificios modernos en el downtown como el de Arena y el de CNN, pero tambien abundan las casas pueblerinas.

Mis primos viven al norte, en una linda urbanización y alli recibimos el 2005, con un friíto de 8 grados, degustando hayacas envueltas en hojas de plátano y con su masa de haripa Pan, nos animamos con gaitas y parrandas, incluyendo el "faltan cinco pa las doce" y el brindis con champaña, o sea, ¡como si estuviéramos en Venezuela!.

En la urbanización viven muchos mexicanos, colombianos y hondureños, y realmente se nota que son latinos, pues todo se festeja con mucho sabor, nada que ver con la manera de festejar del norteamericano.

El día 30 fuimos a Stone Mountain, desde donde se tiene una espectacular vista de la ciudad.



Hasta la próxima bitácora.


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En el lejano Oriente


Todo el mundo habla de las maravillas de China, como la gran muralla y los soldados de terracota, pero muy poco se trata de algunas costumbres asiáticas, que no comulgan con las nuestras. Entre ellas esta escupir por doquier. Volviendo a Beijing, nuestra guía Rebeca nos explicó que se está haciendo una campaña para no escupir. Al respecto, me contó una colega profesora, que ella y un grupo habían visitado la Ciudad Prohibida (en 1999), y uno de los integrantes rozaba las paredes y tocaba todo lo que veía. De repente presentó rosetas. En el centro médico al cual acudió, el galeno admitió que se había intoxicado. El solo hecho de escupir es una mala costumbre, pues al escupir por doquier, los gérmenes van y vienen. Si van a China, tengan sumo cuidado con lo que toquen.

Otra cosa que me llamó mucho la atención en Beijing, fue que los bebés –niños y niñas- usan unos pantalones con una raja, esto tiene una razón de ser: los bebés no usan pañales, entonces la raja, le permite al bebé hacer sus necesidades libremente, y las madres, o sus representantes tienen que recoger la caca y el orine. Parece gracioso pero no lo es. Y esto no forma parte de la campaña concienciadora de los chinos, es una tradición. Yo en una oportunidad vi a un señor que llevaba una cesta y de repente sacó una hoja de papel periódico, sentó al bebé sobre él para que hiciera caca, por discreción no me quedé a ver que pasó después. Claro, me quedo la curiosidad ¿limpió al bebé con el periódico? ¿ lo dejo ahí, se lo llevo, o qué?. Espero, que los comentarios anteriores no rayen en lo sarcástico, no estoy burlándome, pero tengo el libre albedrío de sorprenderme.

Siguiendo la misma onda, están los baños. Para la ocasión en que la profesora visitó China, los baños habilitados en la Ciudad Prohibida, Muralla China, y otros sitios turísticos, eran letrinas. El piso era de tierra, había que agacharse sobre un hueco. Actualmente, al piso le han colocado cerámica, y al hueco, lo bordearon como con una especie de tapa de inodoro. Ignoro si los pozos sépticos fueron sustituidos o permanecen. Sin exagerar les puedo contar que al pasar a los baños, hay dos filas, una que conduce hacia letrinas –fila de chinas- y otra fila mas larga que conduce a la poceta –fila de no orientales- (de 7 baños, 6 son letrinas y 1 es poceta). En las puertas hay una figura de una mujer agachada que simboliza letrina. En una oportunidad, me metí a uno de esos baños para probar, no fue tan complicada la cosa, eso si… hay que tener cierta puntería para acertar en el hueco y no salpicarte, eso es todo, y claro, repito una cosa es hacer pipi, y otra cosa es hacer caca. Lo cierto del cuento es que a las chinas modernas les da lo mismo usar letrina o poceta. Pero a las chinas más antiguas, les ha costado asimilar el asunto de las pocetas. Rebeca al respecto nos dijo que un guía local le había comentado que una china anciana se había quejado porque le costó mucho subirse a la poceta para agacharse a hacer pipí. Que conste que ese cuento -o chiste- lo dijo Rebeca, yo solo repito cual loro. Hasta la próxima bitácora.